
¿CÓMO VIVIR CON GRACIA?
DIOS siempre se esta comunicando con nosotros, pero tal como en la radio, para poderlo oir uno primero debe estar en sintonia con Él.
Cuando nos ponemos en sintonía con DIOS, Él mismo con amor nos lleva a hacer su VOLUNTAD, a rendirnos a Él, a darle el lugar de SEÑOR para poder finalmente decirle:
SEÑOR HAZ DE MI LO QUE TE PLAZCA.
VACIÁNDONOS
Así como diariamente aseamos nuestro cuerpo ...Nuestro espíritu también necesita de ese aseo diario.
Vivimos ocupandonos de nosotros mismos, atrapados en nuestros propios egoismos, en un mundo demandante que cada vez busca más solo su beneficio, servirse y no servir.
Te reto a emprender el viaje de sanar tu alma de lo que ya no usa, lo que esta sucio, inservible, que incluso huele mal y todos lo notan menos tú, lo que esta muerto, lo que estas cargando en este momento.
Te reto a revisar cada uno de estos videos que te ayudaran a vivir mejor contigo y el mundo que te rodea.
LIMPIAR NUESTRO CORAZON
Solo limpiando nuestro corazon podemos ver más claro el corazón de los demás.
»No juzguen a otros, para que Dios no los juzgue a ustedes.
Pues Dios los juzgará a ustedes de la misma manera que ustedes juzguen a otros; y con la misma medida con que ustedes den a otros, Dios les dará a ustedes.
¿Por qué te pones a mirar la astilla que tiene tu hermano en el ojo, y no te fijas en el tronco que tú tienes en el tuyo?
Y si tú tienes un tronco en tu propio ojo, ¿cómo puedes decirle a tu hermano: “Déjame sacarte la astilla que tienes en el ojo”?
Mateo 7:1-4
LA PALABRA DE DIOS TRANSFORMA
Cuando mezclas tus palabras con la Palabra de Dios a tu circunstancia, algo poderoso comienza a suceder.
Yo sé los planes que tengo para ustedes, planes para su bienestar y no para su mal, a fin de darles un futuro lleno de esperanza. Yo, el Señor, lo afirmo.
Jeremias 29:11
EL PODER DE TU PENSAMIENTO
¿Qué estamos creando con nuestros pensamientos vida o muerte?
No vivan ya según los criterios del tiempo presente; al contrario, cambien su manera de pensar para que así cambie su manera de vivir y lleguen a conocer la voluntad de Dios, es decir, lo que es bueno, lo que le es grato, lo que es perfecto.
Romanos 12:2
PERDONAR
No hay verdadera limpieza sin perdón.
Cuando el árbol de la amargura logra penetrar con sus raíces nuestro corazón, éstas consumen la vida, fuerza y gozo del ser humano.
La falta de perdón es como un veneno que tomamos a diario a gotas, esperando que le haga daño a alguien, pero que finalmente nos termina quitando la vida a nosotros.
El perdón no es un regalo para el otro, los beneficiados somos nosotros mismos al liberarnos.
No juzguen a otros, y Dios no los juzgará a ustedes.
No condenen a otros, y Dios no los condenará a ustedes.
Perdonen, y Dios los perdonará.
Lucas 6:37
Y SI HOY FUERA TU ÚLTIMO DIA
Señor, tú conservas en paz a los de carácter firme, porque confían en ti. Isaías 26:3
Al estar frente a Dios nos hará dos preguntas cruciales:
1. "¿Qué hiciste con mi Hijo, Jesucristo?”
Dios no le preguntará acerca de su pasado religioso o sus puntos de vista doctrinales. La única cosa que importará es ¿Aceptó lo que Jesús hizo por usted y aprendió a amarlo y a confiar en Él?
Jesús dijo,
"Yo soy el camino y la verdad y la vida. Nadie viene al Padre excepto a través de mí." Jn. 14:6
2. "¿Qué hiciste con lo que te di?”
¿Qué hizo con su vida – todos los dones, los talentos, las oportunidades, la energía, las relaciones y los recursos que Dios le dio?
¿Los gastó en usted mismo o los usó para los propósitos que Dios tenía para usted?
Del libro Una vida con Propósito de Rick Warren
Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí.
Salmo 51:10
Limpiando el Corazón
¿Por qué es necesario limpiar mi corazón?
...y, ¿limpiarlo...?, ¿de qué?
Si te estas preguntando esto, entonces el material que se comparte en esta sección es para ti.
No hace mucho tiempo escuché en la predicación de unos ejercicios espirituales una frase que por su sencillez, dramatismo y realismo ejemplifica muy bien las consecuencias del pecado en nuestro corazón.
“Hacer el mal produce placer. El placer pasa, el pecado queda. Hacer el bien produce dolor. El dolor pasa, el bien queda”.
Al pecar, nuestro corazón queda infectado.
No solamente comete la falta, sino que queda herido en su naturaleza.
Son huellas que quedan y que de alguna manera, le restan fuerza, claridad y vigor en la lucha constante por hacer siempre el bien, por conseguir la virtud que nos hemos propuesto alcanzar. Querámoslo o no, el pecado va debilitando la fuerza de voluntad.
Imagínate tu corazón como esa bomba de amor que constantemente esta haciendo llegar una savia pura y fresca a todas las acciones de tu obrar cotidiano, que te impele a estar siempre obrando el bien con el fin único de alcanzar la santidad, el parecerte a Jesucristo.
Los pecados son basuras que se van incrustando en la bomba y que no permiten que circule libremente la savia vivificadora.
No es que el corazón se estropee. Es que al corazón se le van adhiriendo basuras, vicios, comportamientos que impiden que en todas las acciones que debe realizar brille la virtud que debes conquistar.
Al paso del tiempo podemos muy bien preguntarnos: “... y bien,
¿por qué no soy lo que debo ser?
¿Por qué estoy retrocediendo en lugar de avanzar?”
Cuentan que Leonardo Da Vinci, buscaba modelos para su obra “La última cena”.
Fácilmente encontró a Jesús:
Un joven florentino en la primavera de la vida: fuerte, alto, con la mirada fresca, envolvente y cautivadora. Limpia.
Fue fácil invitarlo a posar.
...Pasó el tiempo y entre las distintas actividades del gran maestro el cuadro no quedaba terminado.
Serían diez años desde que había comenzado el cuadro y para dar por terminada la obra faltaba otro de los personajes principales de la escena: Judas, el discípulo que traicionó a Jesús.
No era cosa de otro mundo buscar una persona que pudiera servir de modelo, si bien a nadie le agradaba tal empresa, por las heridas que en la susceptibilidad personal pudieran causarse: eso de quedar inmortalizado en la historia como un traidor no era del todo halagador para nadie.
Así las cosas, Leonardo buscó entre las peores tabernas a los posibles personajes que pudieran desempeñar el triste papel de Judas Iscariote. Buscando, buscando, lo encontró: un hombre, no muy grande, de unos treinta años pero con una mirada triste, perdida, el ceño fruncido y las espaldas ya algo cargadas por el paso del tiempo. Con todo respeto lo invitó a la osada empresa y el sujeto aceptó.
Habría sido en las primeras sesiones cuando nuestro modelo, sin notarlo, comenzó a llorar
Leonardo, tratando de congraciarse con él y admirando su exquisita sensibilidad le dijo:
-Pero hombre. No llores, no es para tanto. Tú no eres un traidor, tan sólo me estás ayudando en esta empresa. Es cierto que te ha tocado jugar un papel muy poco halagador, pero por favor, no lo tomes así.
A lo que el hombre respondió:
-No lloro por lo que tú me estás diciendo... Lloro por mí mismo., ¿Es que no me reconoces?
Cuánto habré cambiado que al cabo de diez años tú mismo me pediste que posara como Jesucristo y ahora me invitas a ser Judas Iscariote...
El corazón también ha sido comparado por un gran maestro espiritual del siglo XX como una papa.
Comparación poco elegante, ciertamente, pero muy efectiva.
Una papa si se la deja en cualquier parte, es capaz de echar raíces ahí en donde se le coloca.
Puede ser en la bodega,
en la alacena de una casa,
en lo oscuro de un diván... Echa raíces.
De la misma manera, nuestro corazón se habitúa a actuar de cualquier forma. Si no estamos atentos irá adquiriendo tendencias malas de aquí y allá y al final no nosotros mismos acabaremos por reconocerlo.
Es por ello que debemos hacer de vez en cuando una purificación de nuestro corazón, una limpieza profunda para quitar esas manchas, esos virus que puedan haberse incrustado en el camino diario.
Por Germán Sánchez Griese - http://es.catholic.net/